Ángela Bermudez
Hablar
de joyería es hablar de cuerpo y de movimiento. La persona portadora es
(como su propio nombre indica) un puerto que día a día se conecta a
través de gestos con otros puertos. Cualquier joya es un carguero con un valor
simbólico inexorable. Más allá del objeto hay una actitud que vincula al ser
humano con su circunstancia. Cuando trabajo pienso en crear piezas que aporten
mi propia visión del mundo y soporten esta responsabilidad.
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